viernes, 6 de diciembre de 2013

Señores no todo es trabajo...

Siempre he dicho que es vital que cuides tu salud. Tu cuerpo será de los primeros en enterarse que algo no va bien contigo, lo que puede ocasionar problemas como insomnio, falta o exceso de apetito y hasta enfermedades crónico degenerativas en el largo plazo. Todos los días haz ejercicio y cuida tu alimentación, consumiendo productos que te nutran y den energía. Evita dejar de hacer cosas que te apasionan por la falta de tiempo; haz espacio cada semana (o cada día) para leer, hacer crucigramas, ir al cine o cualquiera que sea tu hobby.  

También debes tener en cuenta que no en todo momento ni para todos eres un empresario. Al igual que en tu negocio tienes que usar varios sombreros para que funcione, lo mismo ocurre en tu vida social y personal. Cuando estés con tus hijos actúa como padre; cuando estés con tus amigos, hazlo como amigo y cuando pases tiempo con tu esposa o esposo, hazlo como su pareja. 

Todos tenemos sueños y esperanzas. Si no los tienes, no eres del tipo de persona que leería este artículo. Y la mayor parte de las veces, tenemos al menos una idea general de cuáles son esas metas: la forma en que queremos que luzcan nuestros cuerpos y la buena salud que queremos disfrutar, el respeto que queremos conseguir de nuestros colegas y el importante trabajo que queremos crear, las relaciones que queremos con nuestras familias y amigos y el amor que deseamos compartir. 

En general, esto es algo bueno. Es agradable saber qué es lo que quieres, y tener metas te da una sensación de dirección y propósito. Sin embargo, hay una forma en la que tus esperanzas y sueños te sabotean e impiden que seas mejor: tus deseos pueden seducirte fácilmente a morder más de lo que puedes tragar. Esto es lo que quiero decir: 

- Te inspiras por The Biggest Loser, vas al gimnasio, pero te ejercitas hasta el cansancio, por lo que necesitas los próximos tres meses para recuperarte. 
- Finalmente tienes la necesidad de escribir tu libro, escribes todo el fin de semana y después regresas el lunes al trabajo y te olvidas de él. 
- Te motivas por las historias de tus amigos de viajes a diferentes países, por lo que empiezas a planear el tuyo alrededor del mundo, terminando abrumado por los detalles y quedándote en casa. 

Los buenos hábitos: Sueña en grande, pero empieza pequeño


Imagina los típicos hábitos, tanto los buenos como los malos: Lavarte los dientes. Ponerte el cinturón de seguridad. Morderte las uñas. Estas acciones son lo suficientemente pequeñas como para que ni siquiera pienses en ellas. Simplemente las haces en automático. Son pequeñas acciones que se convierten en patrones consistentes. 

¿Qué pasaría si, por ejemplo, perder 20 kilos no dependiera de que alguien descubriera la dieta perfecta o de que encontraras una voluntad sobrehumana, sino de una serie de pequeños hábitos que pudieras controlar siempre? Hábitos como caminar 20 minutos al día, beber ocho vasos de agua al día y medirte en cada comida. 

Enfócate en el estilo de vida, no en el cambio de vida

Seguido nos obsesionamos con hacer transformaciones que cambien vidas.
- Perder 20 kilos sería un cambio de vida, beber ocho vasos de agua al día es un nuevo estilo de vida.
- Publicar tu primer libro sería un cambio de vida, escribir dos cuartillas todos los días es un nuevo estilo de vida.
- Correr un maratón sería un cambio de vida, correr tres veces a la semana es un nuevo estilo de vida.
- Ganar $100,000 más al año sería un cambio de vida, trabajar cinco horas extra a la semana como freelancer es un nuevo estilo de vida.
¿Notas la diferencia?

Los hábitos diarios (pequeñas rutinas repetibles) es la forma en la que puedes convertir grandes sueños en realidad.

Y punto.

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